Hace poco, caminando por las calles de Bogotá, encontré un volante publicitario que normalmente habría ignorado, pero el diseño me llamó la atención y lo guardé. Días más tarde, mientras tomaba un café, decidí probarlo. No esperaba gran cosa, pero terminé pasando más de una hora entretenido sin darme cuenta. Lo que más me sorprendió fue la facilidad para empezar, sin registros complicados ni procesos innecesarios. En medio de mi exploración dentro de
mines game descubrí que a veces vale la pena dejarse llevar por la curiosidad, incluso si el hallazgo llega de un papel olvidado en la calle.